CONSECUENCIAS DE LA CAFEINA .El café es la bebida más rica en cafeína, sobre todo el llamado café exprés, el que se prepara en bares y cafeterías. La cafeína es una sustancia que penetra fácilmente en todas las células del organismo, especialmente en las neuronas (células del sistema nervioso). Su acción más importante es la de estimular la transmisión de los impulsos nerviosos entre las neuronas. La cafeína no se acumula en el organismo puesto que se elimina con la orina entre 3 y 6 horas después de haber sido ingerida.
Efectos positivos y negativos de la cafeína
Se admite que cantidades de cafeína inferiores a 300 miligramos, una cantidad que equivale a 3 tazas de café al día, tonifica el organismo, alivia la fatiga, favorece las funciones intelectuales e incluso puede resultar útil en caso de desmayo, ya que la cafeína proporciona un estímulo de emergencia, aunque no soluciona la causa del trastorno. No obstante, cuando se toma en exceso -o incluso dosis menores en personas que no están habituadas-, el café puede provocar temblor, nerviosismo, insomnio, palpitaciones y menor capacidad de rendimiento. Todos estos signos tienen lugar de forma más acentuada en personas que no están habituadas a su consumo.
Además, el consumo frecuente de café lleva consigo una adaptación a la cafeína, lo que explica que personas habituadas a tomar café sufran diversos síntomas cuando no ingieren su dosis habitual de cafeína, alcanzando incluso un síndrome de abstinencia que se muestra con signos como cansancio, irritabilidad nerviosa, incapacidad para concentrarse, ansiedad, dolor de cabeza... También explica que las personas acostumbradas a tomar café cada noche no tengan ningún problema para conciliar el sueño.
¿En qué situaciones no está indicado el café?
La cafeína aumenta la secreción de ácido clorhídrico y de pepsina en el estómago, por lo que el café y otras bebidas que la contienen no están indicadas en caso de problemas digestivos como gastritis o úlcera péptica. Este efecto no se debe sólo a la cafeína, sino también a otras sustancias que forman parte de la esencia del café, por lo que en estos casos el café descafeinado está igualmente desaconsejado.
Esta sustancia estimulante produce un aumento ligero y transitorio de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, efecto que desaparece en un breve periodo de tiempo, por lo que las personas con hipertensión arterial o enfermedades del corazón podrían consumir café con moderación, pero siempre con asesoramiento médico. Y no se acumula en el organismo, se degrada en el hígado y se elimina por la orina entre 3 y 6 horas después de haber sido ingerida, por lo que tiene un leve efecto diurético, lo que hace que grandes dosis de cafeína puedan provocar deshidratación.
Uno de los pocos casos en que se desaconseja totalmente el consumo del café es en los pacientes que sufren de epilepsia. Más que aumentar el riesgo de ataque, la cafeína induce al insomnio, y las personas con epilepsia nunca deben encontrarse en un estado de falta de sueño.
Para quienes gozan de buena salud, se puede admitir que dos o tres tazas de café al día es una cantidad tolerable para el organismo, si bien, cada uno conoce mejor que nadie cómo responde su organismo.
Efectos positivos y negativos de la cafeína
Se admite que cantidades de cafeína inferiores a 300 miligramos, una cantidad que equivale a 3 tazas de café al día, tonifica el organismo, alivia la fatiga, favorece las funciones intelectuales e incluso puede resultar útil en caso de desmayo, ya que la cafeína proporciona un estímulo de emergencia, aunque no soluciona la causa del trastorno. No obstante, cuando se toma en exceso -o incluso dosis menores en personas que no están habituadas-, el café puede provocar temblor, nerviosismo, insomnio, palpitaciones y menor capacidad de rendimiento. Todos estos signos tienen lugar de forma más acentuada en personas que no están habituadas a su consumo.
Además, el consumo frecuente de café lleva consigo una adaptación a la cafeína, lo que explica que personas habituadas a tomar café sufran diversos síntomas cuando no ingieren su dosis habitual de cafeína, alcanzando incluso un síndrome de abstinencia que se muestra con signos como cansancio, irritabilidad nerviosa, incapacidad para concentrarse, ansiedad, dolor de cabeza... También explica que las personas acostumbradas a tomar café cada noche no tengan ningún problema para conciliar el sueño.
¿En qué situaciones no está indicado el café?
La cafeína aumenta la secreción de ácido clorhídrico y de pepsina en el estómago, por lo que el café y otras bebidas que la contienen no están indicadas en caso de problemas digestivos como gastritis o úlcera péptica. Este efecto no se debe sólo a la cafeína, sino también a otras sustancias que forman parte de la esencia del café, por lo que en estos casos el café descafeinado está igualmente desaconsejado.
Esta sustancia estimulante produce un aumento ligero y transitorio de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, efecto que desaparece en un breve periodo de tiempo, por lo que las personas con hipertensión arterial o enfermedades del corazón podrían consumir café con moderación, pero siempre con asesoramiento médico. Y no se acumula en el organismo, se degrada en el hígado y se elimina por la orina entre 3 y 6 horas después de haber sido ingerida, por lo que tiene un leve efecto diurético, lo que hace que grandes dosis de cafeína puedan provocar deshidratación.
Uno de los pocos casos en que se desaconseja totalmente el consumo del café es en los pacientes que sufren de epilepsia. Más que aumentar el riesgo de ataque, la cafeína induce al insomnio, y las personas con epilepsia nunca deben encontrarse en un estado de falta de sueño.
Para quienes gozan de buena salud, se puede admitir que dos o tres tazas de café al día es una cantidad tolerable para el organismo, si bien, cada uno conoce mejor que nadie cómo responde su organismo.
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